Pra que Diabo Filosofar? ( papo filosófico a favor de uma filosofiativa )
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Tipo
Artigo
Classficação
Nível teórico
Data
2001
Autores
ORCID
Título do Períodico
Revista HISTEDBR On-line
ISSN
1676-2584
Página(s)/e-location
1-12
Idioma(s)
pt
Fonte
Fonte
Campinas
2
abr.
2
abr.
Coleções
Resumo
Natal, RN, corner of Brazil. Ponta Negra beach, stretching in a languid curve facing the Atlantic. The sexiest beach in this friend's northeast. On the outskirts, advancing towards the sea, the unmistakable Morro do Careca, sparse vegetation, pale green, against the blue green of the sea. And, from above, like an open wagon waiting for life, that huge rip made of dune sand, spilling down the slope, until it found the beach and the lapping of the lapping waves. I narrowed my eyes. Strong sun. I focused the coming-to-be phenomenon in my look. The phenomenon had a paper-white color and walked beside a very thin brunette, long hair flying, wide hips, very short bikini. The contrast in color, shape, lightness and content, between them, drew attention. The phenomenon was a more tall figure. It passed by spreading colors. He wore sunglasses with large green frames, red shorts down to the shins, intense yellow sports shirt, semi-rolled long sleeve, multicolored cap, back-turned brim holding his blond hair, brown sneakers in his left hand, a yellow towel and a camera hanging on the shoulder. Complete tourist-beach kit. All very practical and not subtle. An American tourist in Ponta Negra, it could only be. A pragmatic or neopragmatic Yankee, no doubt. Rorty or not Rorty? That’s the unreally question. Passing firm, hard body, heavy, haughty, a certain pride. The pride of the dollar. A strange figure, all dressed up in that sun, on that beach of almost naked people. He conveyed in his step, movement, gestures and pendants an invasive, managerial, mechanical objectivity, without human warmth. Objectivity without a subject. But endowed with a strong authoritarian presence – which leads to a fearful respect for simple people. An anomaly, an odd, weird, unsubject being, an arogasboga, as they say around here, in this welcoming northeast. Where's the guy?
Natal, RN, esquina de Brasil. La playa de Ponta Negra, que se extiende en una lánguida curva frente al Atlántico. La playa más sexy del noreste de este amigo. En el contorno, avanzando hacia el mar, el inconfundible Morro do Careca, vegetación escasa, verde pálido, contra el verde azulado del mar. Y, desde arriba, como un vagón abierto esperando la vida, ese enorme desgarro hecho de arena de dunas, que se derramaba por la pendiente, hasta que se encontraba con la playa y el chapoteo del oleaje. Entrecerré mis ojos. Sol fuerte. Enfoqué el fenómeno del futuro en mi look. El fenómeno tenía un color blanco como el papel y caminaba al lado de una morena muy delgada, cabello largo volando, caderas anchas, bikini muy corto. El contraste de color, forma, ligereza y contenido, entre ellos, llamó la atención. El fenómeno fue una figura más alta. Pasó difundiendo colores. Llevaba anteojos de sol de grandes monturas verdes, pantalón corto rojo hasta las espinillas, remera deportiva de color amarillo intenso, manga larga semirrollada, gorra multicolor, ala vuelta hacia atrás sujetando su cabello rubio, zapatillas marrones en la mano izquierda, toalla amarilla y una cámara colgada del hombro. Completo kit turístico-playa. Todo muy práctico y nada sutil. Un turista estadounidense en Ponta Negra, solo podría ser. Un yanqui pragmático o neopragmático, sin duda. ¿Rorty o no Rorty? Esa es la pregunta irreal. Pasando firme, cuerpo duro, pesado, altivo, cierto orgullo. El orgullo del dólar. Una figura extraña, toda vestida con ese sol, en esa playa de gente casi desnuda. Transmite en su paso, movimiento, gestos y colgantes una objetividad invasiva, gerencial, mecánica, sin calidez humana. Objetividad sin sujeto. Pero dotado de una fuerte presencia autoritaria, lo que lleva a un terrible respeto por la gente sencilla. Una anomalía, un ser extraño, extraño, sin sujeto, un arogasboga, como dicen por aquí, en este acogedor noreste. ¿Dónde está el chico?
Natal, RN, esquinão do Brasil. Praia de Ponta Negra, alongando-se em curva lânguida diante do Atlântico. A praia mais sensual desse nordeste amigo. No contorno, avançando para o mar, o inconfundível Morro do Careca, vegetação rala, verde pálida, contra o verde azul do mar. E, desde lá do alto, como um vaginão aberto esperando a vida, aquele rasgão imenso feito de areia de duna, se derramando encosta abaixo, até encontrar a praia e o lamber das ondas marulhando. Apertei os olhos. Sol forte. Foquei o fenômeno vindo-a-ser no meu visual. O fenômeno tinha uma cor branco-papel e caminhava ao lado de uma morena bem magra, longos cabelos voando, ancas largas, curtíssimo biquíni. Chamava atenção, o contraste de cor, forma, leveza e conteúdo, entre ambos. O fenômeno era uma figura mais para alta. Passava espalhando cores. Usava óculos escuros com grandes aros verdes, bermudão vermelho pelas canelas, camisa esporte amarelo intenso, manga comprida semi-enrolada, boné multicor, aba virada para trás prendendo o cabelo louro, tenis marron na mão esquerda, um toalhão amarelo e uma câmera pendurados no ombro. Kit-turista-praia completo. Tudo mui prático e não sutil. Um turista americano em Ponta Negra, só podia ser. Um exemplar ianque pragmático ou neopragmático, sem dúvida. Rorty or not Rorty? That’s the unreally question. Passopassando firme, corpo duro, pesado, altivo, um certo orgulho. O orgulho do dólar. Figura estranha, toda vestida naquele sol, naquela praia de gente quase despida. Transmitia no passo, no movimento, nos gestos e nos penduricalhos, uma objetividade invasiva, gerencial, mecânica, sem calor humano. Objetividade sem sujeito. Mas dotada de forte presença autoritária – que leva a um respeito temeroso as pessoas simples. Uma anomalia, um ser esdrúxulo, esquisito, des-sujeitado, um arogasboga, como dizem por aqui, por esse nordeste acolhedor. Cadê o sujeito?
Natal, RN, esquina de Brasil. La playa de Ponta Negra, que se extiende en una lánguida curva frente al Atlántico. La playa más sexy del noreste de este amigo. En el contorno, avanzando hacia el mar, el inconfundible Morro do Careca, vegetación escasa, verde pálido, contra el verde azulado del mar. Y, desde arriba, como un vagón abierto esperando la vida, ese enorme desgarro hecho de arena de dunas, que se derramaba por la pendiente, hasta que se encontraba con la playa y el chapoteo del oleaje. Entrecerré mis ojos. Sol fuerte. Enfoqué el fenómeno del futuro en mi look. El fenómeno tenía un color blanco como el papel y caminaba al lado de una morena muy delgada, cabello largo volando, caderas anchas, bikini muy corto. El contraste de color, forma, ligereza y contenido, entre ellos, llamó la atención. El fenómeno fue una figura más alta. Pasó difundiendo colores. Llevaba anteojos de sol de grandes monturas verdes, pantalón corto rojo hasta las espinillas, remera deportiva de color amarillo intenso, manga larga semirrollada, gorra multicolor, ala vuelta hacia atrás sujetando su cabello rubio, zapatillas marrones en la mano izquierda, toalla amarilla y una cámara colgada del hombro. Completo kit turístico-playa. Todo muy práctico y nada sutil. Un turista estadounidense en Ponta Negra, solo podría ser. Un yanqui pragmático o neopragmático, sin duda. ¿Rorty o no Rorty? Esa es la pregunta irreal. Pasando firme, cuerpo duro, pesado, altivo, cierto orgullo. El orgullo del dólar. Una figura extraña, toda vestida con ese sol, en esa playa de gente casi desnuda. Transmite en su paso, movimiento, gestos y colgantes una objetividad invasiva, gerencial, mecánica, sin calidez humana. Objetividad sin sujeto. Pero dotado de una fuerte presencia autoritaria, lo que lleva a un terrible respeto por la gente sencilla. Una anomalía, un ser extraño, extraño, sin sujeto, un arogasboga, como dicen por aquí, en este acogedor noreste. ¿Dónde está el chico?
Natal, RN, esquinão do Brasil. Praia de Ponta Negra, alongando-se em curva lânguida diante do Atlântico. A praia mais sensual desse nordeste amigo. No contorno, avançando para o mar, o inconfundível Morro do Careca, vegetação rala, verde pálida, contra o verde azul do mar. E, desde lá do alto, como um vaginão aberto esperando a vida, aquele rasgão imenso feito de areia de duna, se derramando encosta abaixo, até encontrar a praia e o lamber das ondas marulhando. Apertei os olhos. Sol forte. Foquei o fenômeno vindo-a-ser no meu visual. O fenômeno tinha uma cor branco-papel e caminhava ao lado de uma morena bem magra, longos cabelos voando, ancas largas, curtíssimo biquíni. Chamava atenção, o contraste de cor, forma, leveza e conteúdo, entre ambos. O fenômeno era uma figura mais para alta. Passava espalhando cores. Usava óculos escuros com grandes aros verdes, bermudão vermelho pelas canelas, camisa esporte amarelo intenso, manga comprida semi-enrolada, boné multicor, aba virada para trás prendendo o cabelo louro, tenis marron na mão esquerda, um toalhão amarelo e uma câmera pendurados no ombro. Kit-turista-praia completo. Tudo mui prático e não sutil. Um turista americano em Ponta Negra, só podia ser. Um exemplar ianque pragmático ou neopragmático, sem dúvida. Rorty or not Rorty? That’s the unreally question. Passopassando firme, corpo duro, pesado, altivo, um certo orgulho. O orgulho do dólar. Figura estranha, toda vestida naquele sol, naquela praia de gente quase despida. Transmitia no passo, no movimento, nos gestos e nos penduricalhos, uma objetividade invasiva, gerencial, mecânica, sem calor humano. Objetividade sem sujeito. Mas dotada de forte presença autoritária – que leva a um respeito temeroso as pessoas simples. Uma anomalia, um ser esdrúxulo, esquisito, des-sujeitado, um arogasboga, como dizem por aqui, por esse nordeste acolhedor. Cadê o sujeito?
Descrição
Palavras-chave
Diablo, Filosofía, Diablo, Filosofía, Diabo, Filosofia
Citação
NUNES, Ruben G. Pra que Diabo Filosofar? ( papo filosófico a favor de uma filosofiativa ). Revista HISTEDBR On-line , Campinas, v.2, n. abr., p. 1-12. 2001. Disponível em: https://www.fe.unicamp.br/lancamentos/histedbr-line-v-abril2001-n-2-2001. Acesso: 2021-07-06